La iglesia denuncia cinco pandemias que degradan al país
Santo Domingo, RD.-Al hacer una analogía con el Covid-19 que ha paralizado y colocado a la humanidad en medio de un cambio de época sin precedentes, la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED) instó ayer a contrarrestar las pandemias de la mentira, la violencia, el afán del dinero y el hedonismo que amenazan a los pueblos.
La reflexión de los obispos está contenida en una Carta Pastoral emitida con ocasión de celebrarse mañana el Día de la Virgen de la Altagracia, titulada “San José, custodio del Redentor y modelo del creyente”, dedicada al esposo de María, la madre de Jesús.
“Un orden nuevo se está gestando, y la Iglesia tiene ante sí misiones inmensas, como en las épocas más trágicas de la historia”, expresa el documento sobre la pandemia del Covid-19 que ha acaparado la atención de la humanidad y ha sido objeto de duros y prolongados debates en los medios de comunicación.
Lamentan que niños y jóvenes muchas veces son víctimas de agentes que difunden falsas doctrinas y una sabiduría enemiga de la Cruz de Cristo.
Llamó a imitar el ejemplo de Jesús que venció la violencia y el odio hacia él con amor, abriendo las puertas a la salvación con su perdón gratuito.
Refiere que en un mundo donde la violencia psicológica, verbal y física sobre la mujer es patente, también José se convirtió en un símbolo de respeto hacia su esposa María.
“La vida humana se convierte para ellos en un inmenso mercado donde cada uno intenta, compitiendo, atesorar el máximo de riquezas”, indica la Carta Pastoral, tras recordar el pasaje bíblico en Primera de Timoteo respecto a que “el amor al dinero es la raíz de toda clase de males”.
La CED estima que en una situación de precariedad, la respuesta no está en el dinero, sino en el Dios providente que sabe cuidar de sus criaturas, al recordar que “el creyente no se angustia, como los paganos, “ni se desespera por su vida, qué va a comer o con qué se va a vestir”.
“El hedonismo es sucio e inmisericorde, al final todo acaba en podredumbre y hastío”, refiere la reflexión pastoral que invita a la población a no romper bajo ningún concepto la unidad familiar.
Apunta que “la persona que vive una sexualidad desordenada entristece al Espíritu Santo y se convierte en un ciego sin discernimiento, incapaz de descubrir los designios secretos del Dios de la historia”.
En su Carta Pastoral, la Iglesia Católica exhorta a la población a tener la misma valentía creativa del carpintero de Nazaret, que sabía transformar un problema en una oportunidad, anteponiendo siempre la confianza en la providencia.