El obispo chino reconocido por Vaticano Guo Xijin liberado tras detención
CIUDAD DEL VATICANO/PEKÍN.- El obispo de Mindong, Guo Xijin, reconocido por el Vaticano, pero no por las autoridades chinas, fue puesto en libertad tras haber pasado una noche bajo detención por la policía china, informó la agencia católica Asianews.
El obispo, clave en las negociaciones entre el Vaticano y China ya que debería renunciar a su cargo en Mindong en favor de un prelado reconocido por el Gobierno comunista, Vincent Zhan Silu, fue detenido en su casa junto al canciller de la diócesis y liberado en la mañana.
Según esta agencia vinculada al Pontificio Consejo para las Misiones, la policía habría exigido al obispo Guo que no celebre los ritos de la Semana Santa.
Guo se habría opuesto a celebrar la ceremonia de mañana, la misa Crismal, con el obispo de la llamada Iglesia Patriótica u oficial Zhan Silu, que fue excomulgado por el Vaticano
La detención de Guo, ordenado por el Vaticano pero no reconocido por el régimen comunista, se produjo en medio de negociaciones para un amplio acuerdo entre el Gobierno chino y la Santa Sede para el nombramiento de obispos en el que este obispo era parte clave.
Según algunos detalles del acuerdo que se estaba negociando, se reconocerá a siete de los purpurados oficiales a cambio de retirar dos fieles a Roma.
Preguntado por la posible detención, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino Lu Kang respondió hoy “no estar al tanto de la situación” pero aseguró que Pekín está “haciendo esfuerzos” para mejorar los lazos con el Vaticano.
La agencia Asianews recordó que también el obispo de Zhengding, Giulio Jia Zhiguo, reconocido por el Vaticano, fue arrestado el pasado 6 y 7 de marzo para que no opinase sobre las negociaciones ante la presencia de periodistas extranjeros llegados para cubrir la Asamblea Nacional del Pueblo.
El acuerdo al que podían llegar Vaticano y China, y cuya rúbrica podría ser inminente, sería renovable cada dos o tres años y fijaría también otros asuntos comunes entre Roma y Pekín, suponiendo una especie de concordato extraoficial similar al que la Santa Sede tiene con otros países para regular sus lazos diplomáticos.