El Papa devela en libro preocupación por corrupción y droga en Latinoamérica
CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Francisco lamenta el abandono del proyecto de “Patria Grande” y se muestra preocupado por “la corrupción y el eje de la droga” de Latinoamérica, en el primer libro-entrevista que ha dedicado a su continente y que se publica hoy en Argentina y en otros países en las próximas semanas.
Francisco reúne por primera vez en el libro “Latinoamérica” (editorial Planeta), fruto de las conversaciones mantenidas con el periodista argentino Hernán Reyes Alcaide, corresponsal en Roma y el Vaticano desde 2015 con la agencia Telam, su mirada y sus preocupaciones hacia su continente de nacimiento.
“El verdadero proyecto de América Latina, el de la Patria Grande de San Martín y Bolívar; o de Artigas, por ejemplo, que hoy en día está como olvidado y para mí es de los próceres de la independencia más brillantes. Ese proyecto hoy no se ve”, responde el pontífice en el libro.
Lamenta que “se iba hacia eso, y de golpe se revirtió” y cómo esto le preocupa: “Ahí hay un eje que puede explicar mucho: La corrupción y el eje de la droga”, analiza Jorge Bergoglio.
Latinoamérica “en este momento también es víctima de la cultura monetaria y financiera. La Patria Grande hoy ya no existe con tanta fuerza. Sí, está el Mercosur y continúa la Unasur, pero el continente es en gran parte servidor del sistema internacional monetario (…) Y por eso se desdibuja la integración”, añade.
El pontífice argentino señala otros problemas en Latinoamérica como “el clericalismo, la injusticia social, la falta de cuidado del ambiente” y argumenta que “América es visualizada por muchos como tierra de esclavos”.
El Papa ha hablado en varias ocasiones de estos problemas en Latinoamérica, pero el logro de Reyes, de 34 años, ha sido que Francisco quisiera profundizarlos en un libro con un diálogo fluido, ameno y accesible a todos.
El autor, el primero no europeo que escribe un libro junto al Papa, explica en una entrevista que el volumen está estudiado para dar una visión general de Latinoamérica, pero sin entrar en las diferentes situaciones sociales y políticas de cada país para que su lectura fuese siempre actual.
Pero Reyes aclara que la selección de las preguntas fue totalmente suya “y no hubo ni una sugerencia de Francisco sobre qué preguntar o qué no” o ninguna corrección final.
Aunque Francisco manda un mensaje implícito a las continuas peticiones de mediación del Vaticano para las diferentes situaciones políticas en países latinoamericanos.
“De todos modos, no puede esperarse de la Santa Sede o del Papa que pretendan definir cuándo un gobierno es legítimo o no lo es. Solo se puede esperar que la Santa Sede defienda a los desprotegidos, que aliente el diálogo y la libertad, que reclame ante violaciones de los derechos humanos, pero no que se sitúe en el medio de contiendas políticas locales como si fuera un actor político más”, subraya.
El volumen aporta en sus 200 páginas también aspectos personales poco tratados hasta ahora como la importancia del “componente de la vivencia personal a la hora de formar su visión en lo ecuménico e interreligioso o su preocupación medioambiental que tomo dimensión mundial con la encíclica ‘Laudato si’ en 2015 es algo bastante reciente en él”, destaca el autor Reyes.
También revela que es “un negado” y que no sabe utilizar las nuevas tecnologías, a pesar de ser el jefe de Estado más seguido en Twiter.
Reconoce que le critican por ser “un poco callejero en el modo de hablar”, pero insiste que a los jóvenes hay que hablarles con su lenguaje para poder llegar a ellos
Francisco da su versión del “identikit del político católico” y asevera que no puede ser “el que va a misa y después tiene su vida al margen del Evangelio o su vida política a veces corrupta” y que la opción preferencial en la política debe ser ocuparse de los pobres.
A los católicos latinoamericanos les insta a que su deber sea “fortalecer la democracia. Porque como todo sistema político, si no se cuida y se mantiene, tiende a degradarse. Y hay países en el mundo en los que la democracia puede llegar solamente a ser nominal pero no real”.